Cada día las organizaciones se ven
enfrentadas, con mayor fuerza, a condiciones del mercado que les exigen, al
menos: cambio, innovación, diseño de nuevos productos, adopción de estrategias
de mercadeo novedosas e impactantes y mejora continua en los procesos, para lo
cual es necesario generar formas nuevas de trabajar y organizarse y mecanismos
efectivos para estimular el aprendizaje organizacional y capitalizar el talento
con que se cuenta. De lo planteado se deduce la gran importancia que se debe
dar hoy en día al aspecto humano, pues los aspectos descritos están asociados
directamente con las personas y su desarrollo continuo de capacidades nuevas o
fortalecimiento de las capacidades exhibidas. De hecho, las empresas de
desempeño excepcional en este entorno competitivo han reconocido que la clave
para el éxito está en conectar en forma clara y directa sus propósitos y
estrategias a sus procesos y a las actividades de su personal.
Adicionalmente, la implementación y
certificación de los diferentes sistemas de gestión (calidad, ambiental,
seguridad y salud ocupacional) son también una realidad, frente a lo cual,
teniendo en cuenta que las normas técnicas aplicables para cada uno de estos
sistemas, establecen requisitos asociados con la competencia del personal, se
hace más necesario aún, definir y ejecutar acciones que conduzcan a que la
organización cuente con personal competente.
Todas estas circunstancias obligan,
a las empresas, a encontrar y ejecutar acciones que les permitan, en primer
lugar, alinear los desempeños de las personas con los propósitos establecidos
en la plataforma estratégica, y en segunda instancia, mantener procesos de
formación, aprendizaje y desarrollo o fortalecimiento continuo de competencias
claves para enfrentar ese panorama; esto significa potenciar de manera
permanente las competencias (tanto competencias comportamentales, como
competencias técnicas o funcionales), de los colaboradores, a fin de lograr el
objetivo de contar con el talento requerido para alcanzar los grandes
propósitos que la Empresa se haya planteado.
Pero, ante esta necesidad, surgen
aspectos que limitan enormemente la atención de dicho requerimiento mediante
procesos y acciones tradicionales, en tanto sería sumamente difícil, para
cualquier organización, en primer lugar, encontrar respuestas de formación
totalmente pertinentes para absolutamente todos los requerimientos derivados de
su direccionamiento estratégico; y, en segundo lugar, disponer de la totalidad
de recursos necesarios para adelantar, mediante contratación externa, todas las
acciones de formación que serían necesarias, amén de la dificultad con los
tiempos de los colaboradores versus los espacios de tiempo requeridos para esa
formación.
Son todas estas las razones que han
llevado a que cada vez más organizaciones, de las consideradas exitosas en el
mundo, hayan optado por la estructuración y puesta en marcha de modelos de
universidades corporativas, que les permitan, realmente, cumplir con ese
objetivo clave del proceso de Gestión Humana, consistente en contar con el
talento necesario para cumplir a cabalidad con la estrategia organizacional.
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